IV Centenario de la muerte de Felipe II. Retrato realizado por Antonio Moro |
Matasellos
del Primer Día de Circulación
|
CENTENARIOS 400
ANIVERSARIO DE LA MUERTE DE FELIPE II
Fecha de
emisión: 1 de junio de 1998
Valor: 35
pesetas (multicolor)
Tirada:
2.500.000 ejemplares
Papel:
Estucado, engomado, fosforescente
Estampación:
Huecograbado
Tamaño
del sello: 28,8 x 40,9 mm. (vertical)
Dentado: 13 3/4
Pliegos:
50 efectos
No podía
faltar en la serie Centenarios, el sello dedicado a rememorar el 400
aniversario de la muerte de Felipe II (Valladolid 1527-El Escorial
1598).
Felipe II,
hijo del emperador Carlos I y de Isabel de Portugal, es una de las
figuras más grandes y controvertidas de la historia moderna. Hombre
inteligente, culto, minucioso y dotado de una extraordinaria
capacidad de trabajo, llevó personalmente la política de su
gobierno tanto en el plano nacional como internacional. Durante su
largo reinado se produjeron importantes modificaciones que dieron un
nuevo rumbo a la historia. Así, en el orden interno, se elaboraron
los primeros censos de población, se dio forma definitiva al
sistema de los consejos de Estado -órganos encargados del
asesoramiento y ejecución-, se estableció un estrecho control sobre
los municipios, se codificaron las leyes, se reforzó la autoridad
del rey sobre la Iglesia y se trasladó la corte de Toledo a Madrid,
lo que supuso la elección de una capital fija y una novedad en la
historia de España. Como todos los Austrias, Felipe II concedió
gran importancia a la política internacional y mantuvo enconadas
guerras con Inglaterra, Francia y Países Bajos. En apoyo al
catolicismo entabló guerras de religión contra Francia para luchar
contra los protestantes; intentó la invasión de Inglaterra con una
poderosa escuadra, La Invencible, que fue finalmente derrotada por
los ingleses; y sostuvo una larga guerra en los Países Bajos.
Felipe II continuó la
expansión española en las Indias y en el Pacífico, anexionándose
Filipinas. En 1580 conquistó Portugal y unificó la Península
ibérica, respetando escrupulosamente la autonomía del reino
portugués y su vasto imperio colonial. Su interés por el trabajo
hizo que diariamente recibiera a sus secretarios y embajadores para
informarse sobre los acontecimientos políticos y así poder tomar
decisiones sobre innumerables asuntos. Le gustó tomar parte en la
configuración del mundo que le rodeaba y dedicó especial atención
a la construcción del monasterio de El Escorial, del que escogió el
emplazamiento y trazo los planos. Contrajo matrimonio en cuatro
ocasiones y sobrevivió a todas sus mujeres; María Tudor, reina de
Inglaterra; Isabel de Valois, hija del rey de Francia Enrique II, de
la que nacieron sus hijas predilectas Isabel Clara Eugenia y Catalina
Micaela. Su último matrimonio fue con Ana de Austria, hija del
emperador Maximiliano II, de quien nació su sucesor Felipe III.
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