Melilla |
ENTERO
POSTAL 1995 - MELILLA
Fecha
de emisión: 6 julio 1995
Valor
facial: 30 pesetas
Tirada:
600.000
Cuando
fue un asentamiento púnico-fenicio, la actual Melilla tenía el
nombre de Russadir. Después se llamó Portus, y fue entonces cuando
el emperador romano Claudio le concedió el título de ciudad. Su
excelente situación estratégica obró para que, más tarde, la
ocuparan sucesivamente vándalos, bizantinos, godos y mahometanos.
Pero a finales del siglo XV, los Reyes Católicos consideran
necesario el dominio de la plaza como garantía de las costas
españolas de la ribera opuesta. Comisionan para ello al duque de
Medina Sidonia D. Juan Alonso de Guzmán, capitán general de
Andalucía, y queda la ciudad bajo su mandato en 1497. Pasará
después a la directa dependencia de la corona española bajo el
reinado de Felipe II.
A
esta población, situada en el litoral marroquí frente a la costa
oriental andaluza, en el extremo más occidental del Mediterráneo
que suele denominarse como mar de Alborán, se dedica un entero
postal en 1995. Aparece en él uno de los más característicos
edificios de Melilla, de estilo modernista, muy abundante en las
edificaciones de la ciudad nueva, que fue construido en 1917 por un
discípulo de Gaudí, el arquitecto Enrique Nieto. El sello muestra
la puerta de Santiago, la principal entre las murallas de la ciudad
vieja, asentada sobre un reducido peñón acantilado donde se
encuentra la Alcazaba. Las edificaciones modernas se extienden al sur
y al oeste de este reducido núcleo inicial. El conjunto del término
municipal es el territorio de soberanía española, y tiene una
superficie de doce kilómetros cuadrados solamente. Está constituido
por una llanura donde se asienta la ciudad, fuera de la cual existen
unos pequeños montículos coronados por posiciones militares. Al
fondo se alzan las abarrancadas estribaciones del monte Gurugú.
Una
de las principales funciones del puerto de Melilla es la carga de
mineral de hierro de las minas del Rif. En cuanto a la ciudad
respecta, su más importante significado ha sido siempre la actividad
militar. Y ello no solamente por la importancia de la guarnición,
sino porque ha sufrido ataques y asedios numerosos, el último de
ellos en 1921, a lo largo de los cinco siglos, que dura ya la
presencia española. Las últimas décadas han acusado un
debilitamiento de la actividad ciudadana en todos los órdenes y se
ha reducido su población, cifrada hoy en unos 55.000 habitantes.
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