Chimeneas de la Casa Batlló de Barcelona |
Atletismo |
NOMINACIÓN
BARCELONA OLÍMPICA 1992
Fecha
de emisión: 15 julio1987
Valor
facial: 32 pesetas y 65 pesetas
Dentado:
13 ¾ x14
Impresión:
Huecograbado
Tirada: 3.500.000
Pliegos:
80
Barcelona
ha sido nominada sede de los Juegos Olímpicos que van a celebrarse
en 1992. Esta decisión va a tener una gran importancia para la
Ciudad Condal, para Cataluña e incluso para toda España, pues va a
suponer consecuencias favorables, en los próximos años, de la más
diversa índole. Tal denominación ha tenido ya, como resultado
inmediato, en cuanto a la filatelia respecta, la
emisión
de dos sellos: uno de 32 pesetas que, en una
clara
alusión a la ciudad sede, reproduce unas artísticas chimeneas de la
Casa Batlló, obra de Gaudí, que se alza en el Paseo de Gracia de la
capital catalana, y otro de 65 pesetas que muestra a dos atletas en
pleno esfuerzo.
No
hay duda de que futuros sellos van a permitirnos comentar ampliamente
el acontecimiento, a la vez que diversas facetas de la ciudad
que se dispone a albergarlo. Por esta razón vamos a referirnos hoy a
otra
nominación anterior, mucho menos conocida: la de Barcelona como sede
de la Olimpíada Popular del año 1936.
La
celebración de los X Juegos Olímpicos estaba señalada para agosto
de 1936 en Berlín. Pero agitada Europa por graves avatares
políticos, estos Juegos, con una Alemania exaltada por el auge del
régimen nacional-socialista, adquirieron un matiz político tal que
llevó, como contraposición, a organizar una Olimpíada Popular en
Barcelona. A esta iniciativa dieron de inmediato su aprobación
diversos grupos de tendencias políticas avanzadas, tanto españoles
como extranjeros.
Prosperó
la idea, tomó cuerpo la organización, se sucedieron las
inscripciones en diversos países y se estableció un nutrido
programa con varios actos de índole cultural para complementar las
pruebas deportivas. Hablan las crónicas de cerca de cinco mil
inscripciones entre participantes y acompañantes, de los cuales se
calcula que dos mil eran extranjeros. Los Juegos debían
ser
inaugurados solemnemente la tarde del 19 de julio de 1936. Inútil es
decir que los trágicos acontecimientos que se desarrollaron en
Barcelona y en todo el país horas antes, dieron al traste con la
celebración deportiva, hasta el punto de que ni siquiera llegó a
iniciarse.
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