PATRIMONIO CULTURAL HISPANO ISLAMICO

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Abd-al-Rahman II (792-852) e interior de la Mezquita de Córdoba

Ibn Hazm (994-1064) y su obra "El Collar de la Paloma"

Al-Zarqali (?-1100) y azafea de su invención

Alfonso VII (1105-1157) y Escuela de Traductores de Toledo

PATRIMONIO CULTURAL HISPANO ISLAMICO

Fecha de emisión: 3 diciembre 1986

Papel fosforescente

Valor facial: 7 pesetas, 12 pesetas 17 pesetas y 45 pesetas

Dentado: 13 ¼

Impresión: Calcografía

Tirada: 4.000.000

Pliegos: 80

Se dedica una serie de sellos a la cultura árabe, de innegable influencia en nuestro país a través de ocho siglos de Islamizacion. El primero de los sellos, el de 7 ptas., nos trae la imagen, junto a la arquería de la mezquita cordobesa, de ABD AL-RAMAN II, cuarto emir de Córdoba, que unió a sus victoriosas empresas bélicas un florecimiento de la vida cultural. Protegió a literatos, filósofos y artistas, amplió la mezquita de Córdoba y construyó la de Jaén. Fundó la ciudad de Murcia, y decía que los mejores amigos de un hombre son un caballo y un libro. Murió en 852.

IBN HAZM (994-1064), en el sello de 12 ptas., fue un visir cordobés y el más destacado intelectual de todos los árabes españoles. Teólogo y jurista brilló, sobre todo, como literato. No dudó en censurar a los poderosos, y se ganó la enemistad de Mu'tadid de Sevilla, quien ordenó quemar sus obras. A ello alude la ilustración del sello, donde arde su famosa obra «El collar de la Paloma», pues el título de uno de sus capítulos campea sobre las llamas junto al retrato del autor.

En Toledo, el año 1029, nace AL-ZARQALI o AZARQUIEL, reputado astrónomo, que practicó el álgebra y la trigonometría, escribió varios tratados y construyó instrumento de cálculo y observación astronómica como la azafea, una especie de astrolabio que aparece, junto a su imagen, en el sello de 17 ptas. Sus aparatos, como también sus cálculos y observaciones, fueron seguidos y utilizados por los astrónomos de la corte de Alfonso X dos siglos después. Murió en Córdoba el año 1100.

El sello de 45 ptas., nos presenta a los sabios de la Escuela de Traductores de Toledo, y a su primer protector, el rey Alfonso VII. Se crea a fines del siglo XI, por el arzobispo Raimundo de Sauvetat, y sus integrantes, originarios de varios países, tradujeron al latín obras árabes, griegas y hebreas. La Escuela alcanzo su mayor auge con Alfonso X el Sabio.