Nº 3696 - 35 pesetas (multicolor). Luschner, Monserrat. |
REINADO
DE JUAN CARLOS I. AÑO 2000 – 500 Aniversario de la imprenta de
Montserrat.
Fecha
de emisión: 4 febrero 2000
Valor
facial: 35 pesetas (multicolor)
Dentado:
13 ¼
Formato:
28,8 x 40,9 mm
Impresión:
Huecograbado, en la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre.
Papel:
Estucado, engomado, fosforescente.
Pliegos:
50 sellos.
Tirada:
1.500.000
Coincidiendo
con el 500 aniversario de la instalación de la primera imprenta en
el monasterio de Santa María de Montserrat, la filatelia emite un
sello conmemorativo que rememora este acontecimiento.
La idea de crear una
imprenta en el monasterio de Montserrat surgió de García Jiménez
de Cisneros, quien primero como prior y después como abad reformó
la vida monástica benedictina. Durante su etapa al frente de la
abadía desarrolló un importante proyecto editorial, con la edición
de libros litúrgicos y espirituales. En 1499, Cisneros contrató a
Juan Luschner -impresor alemán afincado en Barcelona- para que se
trasladara al monasterio con su prensa y el personal necesario para
llevar adelante todo el proceso de impresión. Así, el primer taller
tipográfico, dirigido personalmente por Juan Luschner, inició su
andadura en Montserrat el 4 de febrero de 1499 y finalizó en el año
1500. Tras esta primera imprenta se instalaron otras entre los años
1518 y 1521; 1523 y 1524; todas ellas predecesores de la moderna
Imprenta de Montserrat que desde 1918 a 1988 ha desarrollado una gran
labor editorial.
De entre los
incunables publicados por el monasterio figuran dos de las obras del
abad Cisneros: Directorio de las horas canónicas y
Exercitatorio de la vida espiritual; de los libros litúrgicos
musicales -estampados en negro y rojo- destaca el Misselae
benedictinum, cuyo colofón se reproduce en el sello. Este
grabado xilográfico, de 87 x 63 mm., se utilizaba como marca
editorial de la imprenta. Representa una imagen descriptiva de
Montserrat donde aparecen, de forma escalonada, un conjunto de peñas
con vegetación de las que brota la figura de la Virgen María con el
niño Jesús en brazos. En los distintos niveles del monte, el
grabador describe su realidad religiosa a través de elementos tan
característicos como el peregrinaje, el santuario mariano, la vida
monástica y la vida eremítica.
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