03 junio 2013

EUROPA 1988

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Primer ferrocarril español en Cuba

Implantación del telégrafo en Filipinas

EUROPA 1988
Fecha de emisión: 5 mayo 1988
Valor facial: 20 pesetas y 50 pesetas
Dentado: 12 ¾ x13 ¼
Impresión: Calcografía
Tirada: 4.000.000
Pliegos: 60

La emisión «Europa» se dedica en 1988 a los medios de transporte y comunicación. Uno de los sellos recuerda la implantación del ferrocarril en territorio español; otro, el establecimiento del telégrafo en las islas Filipinas.
El primer ferrocarril español está constituido por la línea que une en Cuba, posesión española entonces, las poblaciones de La Habana y Bejucal, distantes entre sí unos 27 kilómetros, y que fue inaugurada en 1837. Sólo habían transcurrido doce años desde la creación en Inglaterra del primer ferrocarril del mundo, y aún tenían que sucederse once años más, a partir del instalado en Cuba, para que circulara el primero en la España peninsular: el de Barcelona a Mataró, que rodó por primera vez en 1848.
La razón de esta temprana iniciativa de 1837 es la búsqueda del abaratamiento del transporte del azúcar entre las zonas productoras y los puertos de embarque. Los intransitables caminos, sobre los cuales llovía, en ocasiones, varios meses seguidos, y el lento circular de las viejas carretas tiradas por mulas o bueyes, hicieron pensar, incluso, en la posibilidad de canalizar varios ríos para transportar el azúcar por vía fluvial. El ferrocarril solucionó este problema hasta tal punto que, si en 1830 el transporte de una caja de azúcar desde Güines a La Habana costaba doce pesos, en 1860, utilizando el ferrocarril, se reducía el precio hasta sólo un peso. Ello contribuyó a elevar considerablemente el beneficio de los plantadores de azúcar, pues el precio no disminuyó prácticamente.
Un año más tarde, en 1838, los 27 kilómetros iniciales llegaban a cien. Y veinte años después existían en Cuba quince compañías de ferrocarriles, con un tendido vial de más de 700 kilómetros.
En cuanto al telégrafo se refiere, es sabido que se llama así a la transmisión de textos por un medio eléctrico. Antes de ello, y desde los albores de la historia, se habían utilizado medios o sistemas ópticos y acústicos.
El sello, que muestra una vieja estampa de la plaza de Manila, en Filipinas, rememora la implantación del telégrafo en aquellas islas durante el siglo pasado en que el archipiélago era, como hemos dicho antes en el caso de Cuba, territorio español. El telégrafo eléctrico data de 1867 en las lejanas Filipinas; al menos esta era la fecha en que el Ministerio de Ultramar ordenaba la sustitución del antiguo sistema para instalar el eléctrico.

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